Tengo tus ilusiones guardadas,
intactas.
Te prometí una vez guardar una copia de cada sueño tuyo por si acaso,
por si un día de estos te cansas y queres
tirar todo a la basura
y después quemarlo.
Fue ayer que dijiste "basta" y fue mi turno de salvarte.
¿Quién puede vivir sin sueños o recuerdos o ese cofre de cositas que todos guardamos en algún lugar de nosotros?
Fue mi turno de salvarte,
ensayamos memorias ya hechas para que te volviera la sonrisa.