viernes, 21 de junio de 2013

No es que me guste dejar correr el tiempo, sólo pasa.
Un día la cama se sentía ideal y nos quedamos "un rato más" que se comió veinticuatro horas nuestras. Ni cuenta nos dimos.
También hubo una vez que nos echaron de un barcito en el Barrio Chino porque iban a cerrar. Habíamos reído tanto que la película que íbamos a ver se nos olvidó.
Y la última vez que viniste a verme sin avisar, los chinos cerraron antes de que acabáramos y después sólo pudimos recuperar energías con una lata de atún (casi) vencida y las siete galletitas de agua que quedaban. Las contamos.
A mí no me gusta dejar correr el tiempo, pero con vos pasa, ¡y es insano! "Sos pejudicial para mi salud".
Ya no duermo porque estudio, y cuando en verdad debería estar estudiando, te estoy besando.