Martín estudió. Lo que se dice estudiar, estudiar, no. Pero estudió. De las nueve horas que suele pasar con el orto sentado en frente a la computadora, recicló tres para leer, hacer, rehacer, y pensar.
Pero cuando vio la x, la y, y el reloj correr más rápido que de costumbre, se rindió.
Una noche dijeron:
- Intentemos.
Por varias noches pensaron:
- No puedo creer que lo estemos intentando.
Cuando ya entendieron lo que era intentar, repitieron:
- Intentemos.
Esta vez con más tranquilidad, más decisión, más seguridad.
Pasaron más noches, más sábanas, y pensaron que su manera de intentar no era la manera correcta.
- ¿Qué hacemos mal?-lloró Nora.
- Nada, mi amor-consoló Eric-.Es la vida...
- ¡No te atrevas a decir que es la vida!
...
Dejaron de intentar.
Sara añadía tildes a su léxico que nadie entendía, y agregaba comas a su relato que nadie quería.
- Ho, hola...
Se sonrojaba.
- Hola, Sara, ¿cómo estás? Contame qué hiciste ayer-las compañeras lindas y fatales preguntaban apropósito.
- Yo... Yo...
Y el yo que era ella se perdía, porque ella/yo no quería contestar. La impotencia, la vergüenza, las ganas de no estar por un minuto, o estar sólo para decir "ayerfuialaplazaconmipapáymecompróunhelado" con una sonrisa, y orgullo.
Hay historias atrás de cada negativa decidida por nosotros. Porque nosotros somos más "no" que el sustantivo por sí solo.
¿Se entiende?
Perdón.
Sara añadía tildes a su léxico que nadie entendía, y agregaba comas a su relato que nadie quería.
- Ho, hola...
Se sonrojaba.
- Hola, Sara, ¿cómo estás? Contame qué hiciste ayer-las compañeras lindas y fatales preguntaban apropósito.
- Yo... Yo...
Y el yo que era ella se perdía, porque ella/yo no quería contestar. La impotencia, la vergüenza, las ganas de no estar por un minuto, o estar sólo para decir "ayerfuialaplazaconmipapáymecompróunhelado" con una sonrisa, y orgullo.
Hay historias atrás de cada negativa decidida por nosotros. Porque nosotros somos más "no" que el sustantivo por sí solo.
¿Se entiende?
Perdón.