jueves, 16 de enero de 2014

La soledad.

Y yo que pensaba que era amiga de la soledad
ahora me vengo a enterar que soy
su grupie
su puta dentro del presupuesto
que no le cobra nada más que tiempo.

No es negocio,
pierdo
   virginidad
      compañía tangible
         y el deseo
se consume tanto
que el orgasmo ya no es premio sino alivio.

Si tan sólo la soledad fuera
las manos de un hombre
la cocina de mamá
o el trago de un amigo.
Si fuera un buen culo esperando el bondi
o una sonrisa amable a la espera de un servicio.

Si fuera así tendría sentido que quisiera casarme con ella
hacerle el amor
y recostarla en su espacio imaginario
porque en realidad no ocupa
espacio.

(Qué suerte).

O quizás si la soledad
fueras vos
no me sentiría culpable por dejarte
hablando solo
cuando se te asoma desde detrás de mis ojos
un "te quiero".