domingo, 14 de diciembre de 2014

instrucciones del desastre

No me estás besando bien.
Mové un poco más la lengua. No, ahora un poco menos. Presiona de a poco, tranquilo. Mordéme el labio pero no me lo succiones como una aspiradora. Ahí está, ahí va queriendo. Tratá de cerrar los ojos, si yo los tengo abiertos y te pesco mirándome me pongo nerviosa. Meté tu mano abajo de mi remera, acariciame la espalda. Tu otra mano... Donde vos quieras.
Ahora no pienses en mis labios. No, no pienses. Andá más allá. Entrá por mi garganta como si fueras un whisky, ardéme como tal.
Llegá hasta mi alma, si podés.
Ahí está, ahí va queriendo.
Ahora sí me estás besando bien.