sábado, 22 de agosto de 2015

Razones para excusarse

¿Alguna vez pensaste en suicidarte?
¿Qué? Es una pregunta válida.
¿En qué contexto? En éste, miranos:
todo el tiempo decís que te vas a morir
que te vas a morir
y que te vas a morir
y yo en realidad no sé si te vas a
morir
o te vas a
matar.

No es lo mismo que la vida te atropelle, de prepo, a darle permiso para que haga a su gusto.
¿Alguna vez lo pensaste?

(Silencio; puntos suspensivos, sugestivos.)

Yo sí.
Muchas veces.
Pensé en las posibilidades, en escenarios, en no dejar nada al azar.

Iba a pararme en un puente peatonal que pasara por arriba de un tren. Iba a dispararme en el momento que viera el tren venir y caer contra éste. Iba a empastillarme por si el tiro no me mataba, por si le erraba al tren.

Tenía trece años la primera vez que me corté,
quería reflectores y había visto muchas películas malas.

No pasó nada, sólo usé mangas largas mucho tiempo.

Lo pensé.
Lo pensé cuando le pedí un abrazo a mi vieja y me dijo "estoy ocupada".
Cuando mi viejo casi se muere y me dijo en una sala de hospital que se había salvado pero "estoy viejo y tenés que ir haciéndote la idea".

Eso es estar viejo. Vos sólo estás triste.
Y yo que no te puedo hacer sentir bien sigo acá
¿y para qué?

Ay, para qué...

(Suspiro; tic, tac, tic, tac.)

Lo pensé por última vez hace muy poco, cuando me di cuenta que ya no me puedo ir. Y al final, 

¿quién lo hubiera dicho?

La forma más eficaz de suicido es quererte.