No tengo nada que envidiarle a las infancias made in Disney
siempre hubo té con pan
mi viejo cantando tangos
y una promesa de fe.
Me acuerdo que un día vino el Padre Enrique a decirme
que con creer bastaba
“creer es suficiente, changuito
creer te llevará lejos”.
Creía tanto que creé maneras nuevas de creer.
Creía porque eso me quitaba el hambre.
Creía tan fuerte que se me tapaban los oídos
como si viajara en avión
y yo nunca viajé en avión
pero una vez conocí a una ricitos de oro versión Banfield
que tenía una cartuchera de tres pisos
y con voz de haber conocido a Papá Noel en un shopping dijo que
viajar en avión es como si te pusieran un beldent de menta en cada oído
y te los sacaran cuando llegas a destino.
Destino.
Qué palabra tan graciosa.