jueves, 18 de abril de 2013

XVIII

un simulacro de cómo reparar corazones que aparentan nos estar rotos
o que simulan no tener arreglo
(como el suyo)
y quizás material extra con el que desvelarme
porque la teoría a veces ayuda
la novela petulante
o el amor oxidado
o el poema sin comas ni puntos
finales.

no sé dónde fue que perdí una oportunidad
si en un bondi, o en un subte, o en una cafetería
de esas que hay cada dos esquinas por la
Av. Corrientes.

y volví a buscarla, recorrí mis pasos como si dependiera de ello
(porque en un punto dependía, sí)
pero no encontré más que asma
cenizas de un pucho sobre el empedrado
y gente pateando al mundo sin saber a quién pasarle la bola.

¿te sorprende?
lo intenté
te busqué
pero, me quedé sin opciones dónde apaciguar mi incertidumbre.
que cosas así pasan una sola vez no es cierto.
te voy a volver a encontrar.