domingo, 17 de noviembre de 2013

Loca

Loca, qué lindas vidas vamos a tener. Y por más que sean una verga, porque a veces son una verga, de esas peludas y chiquitas y desabridas que nadie chuparía ni por puta, qué lindas vidas vamos a tener. Sobretodo ahora que estoy bien, o mejor, y que estás bien, o mejor. Sobretodo ahora que estamos con medio pie en la vida que se supone que es vida, y con el otro pie todavía acá, en la niñez,
pero es un pie que no vamos a correr todavía, vamos a dar saltos con el pie que tenemos en el mundo porque no quiero crecer tanto ni de golpe, quiero crecer un poquito y ser medio trola en la facultad, tomar mucha birra y no enamorarme.
No todavía.
Y mirá qué lindo día, hace tiempo el sol no salía así, es como que se empeñó en darnos una lección, en decirnos "son unas imbécilas (como diría Yago), el cielo siempre es lindo aunque yo no esté". Y en un ratito me voy a chupar fernet y a comer tartas y boludeces porque mi hermano cumplió 32. ¡32! Y tiene una hija que amo, y una mujer que es lo más, y tengo una familia de la concha de la lora en el mejor sentido aplicable al insulto.
Loca, qué lindas vidas vamos a tener. Y vos por allá, y yo por acá, y te vas a Neuquen, y quién sabe si vas a volver, porque sos de no querer volver a veces. Y yo me quiero volver a Mendoza, porque no digas nada, pero me la paso hablando con Gabriel y es un genio el pibe, me lo quiero mover y quedarme en Mendoza, no por él, sino por mí, que necesito del sonido del río cuando almuerzo y de que llueva torrencialmente mientras chamuyo, porque me gusta eso, soy más del campo.
Y vamos a leer La máquina de follar todas las veces que sea necesario, porque yo descubrí que uno lee ese libro y por un ratito ama su vida. Y amemos la vida, ¿sí? Amemos a la Maga, a Chona, a Mati. Amemos a Eliseo y a Fernando también, ¿por qué no?
Ámame a mí que sin vos no soy ni seré más que un montón de nada.
Ay, loca, qué lindas vidas vamos a tener.