jueves, 10 de diciembre de 2015

Línea 34 de Palermo hasta Liniers

No sé si sabías esto, que cuando te duelen los pulmones de respirar aire sucio y contagiado de incongruencias, hay que cambiar de aire.
Tampoco sé si tu mamá alguna vez te comentó que los preservativos se rompen, si tuviste "la charla". Y uno no sólo eyacula semen e hijos, ¿sabés? Hay quienes eyaculan intentos de suicido y otros que eyaculan acordes. Mis favoritos son los que eyaculan las ganas.
Ganas de volverse locos, ganas de partirse la cabeza contra un cascote y ver de qué color es la sangre. Quizá el rojo es un mito, quizá es azul o de algún color sin nombre. Ganas de caminar abajo del rayo del sol como hormigas militantes por ese gramo de libertad. Ganas de acabar la guerra. O de empezarla de nuevo con un polvo y en la cama, de piernas abiertas y las mandíbulas apretando fuerte la coherencia para que no se nos escape la vida en un orgasmo.

Al menos no todavía.