El invierno no es para cualquiera, me di cuenta esta mañana.
Se llenó esa avenida de ahí con caras divorciadas con la vida
y te juro que yo me ahogaba,
hace tiempo ya que no hago pie en ningún mar
menos en uno de gente.
Me olvidé, qué se va a hacer
de eso, de cómo decirte que yo también
y de cuánto es suficiente.
Y vi a una señora que
miraba a un señor
que miraba a una señorita
que miraba a otro señor
que miraba un niño
y nadie mira para atrás en estos días, ni siquiera para arrepentirse.
Y vos, ¿y vos qué?
Este frío es psicológico
psicológico de no tenerte cerca, quiero decir.
Pero no se necesita a nadie.
A mí me salvó una chimenea.
Aunque casi no me dejo salvar.